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Pero si no escucháis estas palabras, lo juro por mí mismo —oráculo del Señor— que convertiré en ruinas este palacio”.

Pues esto dice el Señor sobre el palacio del rey de Judá:

Eres para mí como Galaad,
como la cumbre del Líbano,
pero juro que te convertiré
en desierto; serán las ciudades
lugares desprovistos de habitantes.
Elegiré contra ti destructores:
hombres provistos de armas,
que talarán la flor de tus cedros
para arrojarlos al fuego.

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